AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
FOTOS ARCHIVOS: La Yapa Comunicación Total
FOTOS ARCHIVO: Distrito de Salud Pujilí-Saquisilí
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Hablar de parteras es hablar de historia, de una relación cultural llena de misticismo y sabiduría ancestral, esta práctica nació con el origen de la humanidad, por ende, es muy rica en vivencias y tradiciones.
Recordemos que el investigador ecuatoriano Daniel González Guzmán, en su artículo: enfoque intercultural en las normas de salud materna. Destaca qué. “En la mayoría de culturas, la maternidad es uno de los acontecimientos más importantes en la vida social y reproductiva de las mujeres. Por esta razón, alrededor del parto existen innumerables conocimientos, costumbres, rituales y demás prácticas culturales entre los diferentes grupos humanos. Además, dada la alta importancia y el cuidado que el embarazo y el parto implican, cada cultura ha desarrollado una forma específica de atención, provista principalmente por mujeres parteras, también llamadas comadronas o matronas. (González, 2014, 76).
En nuestro cantón Saquisilí, esta práctica forma parte de la identidad, familiar que han traspasado su sabiduría de generación en generación mantiene hasta la actualidad viva es riqueza ancestral.
Lucrecia Caillagua una mujer que mantiene viva esta práctica en el cantón nos cuenta que ella comenzó con esta actividad desde los nueve años de edad, siguiendo a su padre que se desempeñaba como partero en la comunidad. Y fue a los quince años que por la ausencia de su padre tuvo que atender el parto de su hermana, entonces de ahí ayudo al nacimiento de su sobrino y desde ese momento tomó la decisión de continuar con esta práctica basada en los conocimientos y experiencia de su padre
Lucrecia recuerda que su padre atendía los partos en las casas de las distintas comunidades porque en esa época era muy difícil encontrar transporte para bajar al hospital, el único medio alternativo era en caballos, motivo por el cual se asistían los parto en las casas, como primera actividad que recuerda ella se hacía prender fuego con la finalidad de sacar el frio de la paciente, para seguidamente darle un agua de purgar y provocar la dilatación y así iniciar la labor de parto.
Para Lucrecia a su edad más que miedo sintió curiosidad grande, al ver que nació el niño, como le cogían y le envolvían para luego cortarle el ombligo, y claro los primeros chillidos del niño le ponían contenta, al ver a su padre cómo ponía sus conocimientos al servicio de la gente. Lucrecia nos revela que “cuando empecé sí me daba un poquito de miedo y temor porque había muchas veces que he visto que igual había muertes y recuerda que en Guangaje mi padre se fue la señora y había estado ya con los dolores ya pasado y nació primero el bebé muerto, luego se murió la mamá porque el bebecito estaba enredado en el cordón umbilical, entonces ahí es donde si me dio como miedo, pero luego ya le empezó a retomar con mi padre esta práctica”.
Hay que destacar que Lucrecia destaca que aparte de ser partero su padre también era yachak y conjugaba mucho el conocimiento de las plantas medicinales. “ le comento que igual mi papá era yachak, amarte partero y me ha gustado mucho igual porque junto con lo que es el embarazo viene con lo que es el mal aire, como decía mi papá, el mal aire y juntamente yo me acuerdo que mi papasito ponía detrás de la casa, ponía con fuego ají, ajo con la ruda para que el mal aire no persiguiera al niño y no le afectara a la mujer al momento del parto, mi padre era y yachak y las plantas medicinales las tenía en una lonita bien guardada y las plantas las sembraba donde se pudo cosechar en la tierra misma porque esta costumbre se va perder , pero si hay en los mercados todavía ”.
A pesar de la presencia de los centros médicos ya cerca de las comunidades Lucrecia señala que su trabajo no ha disminuido, sino más bien se ha complementado con el aporte del ministerio de salud mediante las capacitaciones que en la actualidad reciben, pero lamentablemente las mujeres del campo tienen miedo de ser atendidas en los centros médicos y en muchos de los casos la partera es el nexo con el centro médico, acompañándole a la embaraza en su parto. También es importante resaltar que uno de los principales comentarios por los que la gente del campo no quiere ser atendidas en los centros médicos es por un trato no muy cordial por parte de las enfermeras, por lo que con la partera tienen mayor confianza.
Para Lucrecia Caillagua es muy pertinente que las parteras tengan una relación con el centro de salud” le comento que en las casas sí se atiende , pero no es igual que para ver el peso del niño, la talla del niño, cómo está en cambio los médicos cuentan con todos sus implementos, en cambio nosotros es solo al cálculo, le comento que me ayudó a mí bastante el compartir mis conocimientos con los médicos, me ha fortalecido bastante para poder seguir ayudando a las mujeres en el campo y la ciudad, a veces las mujeres no quieren ir al hospital es porque en la casa siempre está listo su caldito de pollo, o de cuy y los huevitos, será por eso que como en los hospitales no les atienden así no les gusta hacerse atender”
Con la experiencia de más de 20 años Lucrecia nos comparte como es el proceso del parto en la casa, destacando que, “ primeramente yo les pido a los pacientes que les haga bañar, pero no con cualquier agüita, porqué el parto no es de una , porque tiene que ser hasta la dilatarse y lo que se hace es calmar, tranquilizarse con el baño porque es con hiervas que hay en el campo eucalipto, marcó se hace hervir, mientras tanto le hacemos peinar, mientras esté el proceso del dolor y cogiendo de la cinturita de las manos motivándole y haciéndole caminar porque esto es muy importante para que se dilate el útero, aquí ya inicia el parto y yo ocupo siempre una mesa o espaldar de la cama para que tenga fuerza, una sabanita limpia para la caída del bebé y toca estar atrás de la cintura y uno ya se siente cuando ya se abre la cadera y se le ayuda con los dos dedos pulgar, y se ayuda a dar a luz, ya cuando nace yo me encargo de la mamá y los familiares del bebe , yo me encargo de la paciente, porque ella todavía aún no sale la placenta porque eso se demora en caer eso es peligro la placenta, no solo le niño, la placenta es muy importante, porque si la placenta no sale se puede morir ”.
El nacimiento de un niño o niña en la familia y la comunidad es una verdadera fiesta no resalto doña Lucrecia y nos recuerda que, “ eso es lo más porque usted comparte en la comunidad, no se ha perdido esa costumbre de cocinar lo que es todos los animales de poco a poco en pedazos y vienen todos juntos, están los familiares y es algo tan lindo tan bonito, porque usted le da un dolor de huevo, le dan gallina, conejo, son bien agradecido, le preguntan cuánto es porque eso si a mí no me gusta cobrar ”.
Esta tradición en la actualidad se mantiene con los hijos de doña Lucrecia porque ella no quiere que estos conocimientos se pierdan; “le comento que mi niña le gusta, ella me sigue y le llevo y mi hijo también se va nos ayuda cuando poner ejemplo vienen a la casa todos meten la mano, todos ayudan”.
La tradición sigue viva en el cantón, pero muy pocas existen en el cantón nos aclara Lucrecia; “le comento que yo en el subcentro de salud no tengo conocimiento que haya más parteras, pero en Canchagua si existen tres parteros y dos parteras”.
A pesar de que existen muy pocos parteros Lucrecia señala que no se ha compartido experiencias con los parteros y parteras de las otras comunidades, solo en los talleres que organiza el distrito de salud algo se comparte pero que sería importante compartir los conocimientos en la práctica para poder aprender. Además, la aspiración es poder escribir los conocimientos del manejo de las plantas medicinales, para que pueda servir como fuente de consulta, con mucha alegría y también nostalgia, Lucrecia pide que ojalá alguna autoridad apoye la iniciativa de este libro que puede ser de gran aporte al fortalecimiento de la identidad de nuestro cantón y de la provincia.
Lucrecia se siente feliz de compartir esta tarea con la gente y si usted desea sus servicios visítela en su domicilio en Saquisilí en la calle Abdón, Calderón Carchi, detrás de la Unidad Educativa Nacional Saquisilí. (JGVB)